Punto cruz en cuatro tiempos
Uno
Hoy la vieja se rompió el coco. Fue en el regatas, en algun momento de la tarde, mediando el almuerzo. Al parecer no fue nada grave o al menos eso me hicieron pensar. La mamama (que es la mamá de mi mamá) me echó una llamadita a eso de las 6 de la tarde. Le han puesto puntos, blablabla, está muy bien, yadayadayada, llamaba para que no te preocupes. Plop!
- Hasta entonces no podía preocuparme: no sabía.
- Desde entonces no debía preocuparme: la vieja estaba muy bien y hacerlo hubiera contravenido el sentido de la llamada.
Ergo: duermo placidamente.
Dos
Son las once de la noche y diez minutos. En breves instantes estaré despierto. Mientras, por alguna razón que no entiendo del todo aún, sueño con la parrillada del almuerzo en casa de la abuela (la mamá de mi papá). Lo extraño es que es una parrillada contenta, donde todos dilatan la sonrisa como si tirasen de sus labios insolitos instrumentos quirurgicos. Edmunditito -hijo de Edmundito, quien a su vez es hijo del tio Edmundo, que es hijo del abuelo, a quien sin duda sus abuelos llamaron Edmundito alguna vez aunque su chapa fuera Cucho hasta el día de su muerte. Ufff, ¡todo un trámite!-, empieza de pronto una disertación sobre la acción química de la sal gruesa en las carnes al carbón. Concluye de pronto en que la comida chatarra es mejor en Serbia. Ya lo sabía, le digo. Pero tu no tienes sólo dos años me responde el niño mientras se quita.
Ya pasaron los breves instantes del comienzo y estoy un poco harto. Me despierto.
Tres
La verdad es que estoy muy feliz por la sonrisa quirurgica y por la comida chatarra en Serbia. A la vieja no le ha pasado nada, y felizmente, no hay de que preocuparse. Son las once de la noche y once minutos y me muero de ganas de darle un beso y un abrazo a mi mami.
Cómo está la accidentada, pregunto. Ahora sí te preocupas, blablabla, tus hermanas sí fueron a la clínica, yadayadayada, sal y déjame ver mi serie, plop!. La verdad, no estoy listo para esto. Tampoco creo que me lo merezca, pero eso puede sonar egoista. Recordatorio mental: buscar en el diccionario la palabra culpógena.
Cuatro
Así que a la vieja le han cocido la cabeza pero el coco le ha quedado un poco roto. Además, según Edmunditito, algo tengo que hacer porque todo me sabe salado. Ergo: quizá en lugar de llevar el craneo sin aberturas debería tener un cierre que pueda abrir de cuando en cuando para dejar que se escapen algunas malas ideas. Pero ya no tengo dos años.
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