Que no se nos pase el azucar
Dicen que despues de perder el concurso, la envidiosa y salada Veruca le pidió a su padre millonario que le hiciera una fábrica para ella sola. Es que quién no querría tener una propia. Y eso que a estas alturas uno ya no tiene 6 años ni todo el desparpajo del mundo como para seguir relamiendose las manos embarradas de chocolate. A uno lo miran feo en los salones por cosas más insignificantes que esa. Quizá tenga que ver con lo que nos ocupamos de sepultar en cuanto nos salen los pelos. O que ya nos cambia la voz a la hora de decir oompa loompa y por lo tanto creemos que ya no es lo mismo. Pero Charlie es persistente: a pesar de sus cuarenta años, hoy, sigue siendo un niño. Feliz aniversario señor Wonka. Que vengan cuarenta más, y por supuesto, gracias, muchas gracias, señor Dahl.
2 Comments:
el señor dahl, uno de mis favoritos.
3:04 p. m.
Entre otras cosas, yo sepulte hace mucho tiempo algunas cuantas expectativas. Lo bueno es que sirvieron para fomentar un poco de cultura forestal.
12:02 a. m.
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