Tres secuencias de persecución y una moraleja
La primera vez que supimos de ella estabamos bailando sobre un charco de agua. No le dimos mucha importancia porque al violinista que operaba el telégrafo le daba lo mismo que a la señora de los ruleros verdes. Pronto se hizo tarde en la taza de café. Todos tuvimos que volver a la cama.
La segunda vez, contemplabamos el atardecer como un telón de sangre sobre las piedras del río, un salmón salió a sentir el fresco y a hablar un poco más de la cuenta y un pastor evangelista rugió como un león por lo que en Argentina pensaron que estabamos todos muertos.
La tercera vez, la definitiva, nos miramos a los ojos, lloramos un rato y nos sentimos culpables. Luego huimos asustados sin saber por qué.
La idea nefasta se nos había escapado.
Al contar lo ocurrido, nadie quizo creernos. Sin embargo, el pueblo quedó desierto pronto. Un escalofrío nos recorrió el cuerpo. El momento era el final: estabamos acorralados.
(hoy he vuelto)
5 Comments:
y como te fue?
5:53 a. m.
Que bueno leerte de vuelta!........
Karla
7:29 a. m.
:)
10:18 a. m.
Welcome back!
10:51 a. m.
excelente
bienvenido
trajiste recuerdos?
8:29 p. m.
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