Este no es un blog: es una cajita de chocolates en una mesa huérfana. Tome cuantos quiera. Eso sí, deje algunos para el resto.

jueves, noviembre 25, 2004

El abismo

El señor del saco gris empaca en una caja de fosforos hienas, agujetas, metales y duraznos. Su esposa sugiere que doble en tres partes al hombre de la calle que lleva puesto un sobrero de copa.

-Ya tengo dónde sentarme -responde-, y es buen momento para recoger lisas de los árboles.

La señora, ofendida por la súbita mala conducta de su marido, se saca la peluca y hace con ella un arbol de navidad. Luego le da un beso al hombre de la calle y este le apreta un pezón.

De pronto el piso se agrieta y resquebraja entre los esposos y se escucha a alguien decir "prefiero una buena dentadura". Ahora un abismo atraviesa la habitación y los separa.

El señor del saco gris observa que al otro lado de la profunda zanja su mujer simula un orgasmo. Entonces tararea una canción hawaiana, se acuesta en un sillón reclinable y erupta satisfecho.

Definitivamente, hoy no viajará.