La fiesta de Doña Flor, sus dos maridos y Sergio
Aquí queremos tanto a Sergio que estamos organizando una fiesta en su honor. Por favor no le hagan caso si durante el jolgorio escupe o patalea o bota espuma por la boca. Tampoco si habla incoherencias, si se enreda con su cadena a la hora de pasear por el salón o si olvida levantar la pata para dejar su charquito. Hay que tenerle paciencia porque es solo un cachorro. Más bien pasen la voz para ir a limpiar porque parece que no sabe hacerse cargo de él solo y necesita siempre alguien a quien ladrar.
El tema de la fiesta en honor a Sergio es Doña Flor y sus dos maridos, el mítico libro de Jorge Amado que sirvió para dejar en claro que antes de la Allende, de la Esquivel y sin que mediara García Márquez -ni Sergio, aunque le pese-, en Brasil ya se relacionaba comida con sexo. La ignorancia, decía mi abuelito, es atrevida.
Como en todas las fiestas anteriores no hay reglas y pueden hacer lo que quieran. Eso sí, la única condición para entrar es que traigan un plato de comida (sería la voz que adjunten la receta). Puede ser el plato que ustedes quieran y mostro si cuentan el ingrediente secreto. Por supuesto, Sergio, no tienes que traer nada. Te queremos a pesar de que seas un energúmeno.
Para empezar yo me apunto con las ostras de la polémica.
Bienvenidos, están en su casa.