Reduermo
No me despertéis, hostia, puercos, no me despertéis, cuidado que muerdo lo veo todo rojo. Qué horror otra vez el día otra vez la perrera la inestabilidad la acritud. Quiero volver a entrar en el mar ciego basta de relámpagos qué significan esas tormentas continuas quieren hacerme vivir la vida del trueno han cambiado mis orejas por chapas hay explosiones de grisú en cada respiración de mi pecho mis mineros huyen hacia las galerías de angustia estalla estalla más y mejor. Pero no es la claridad es la dinamita. Atraviesan con espadas mis párpados hunden dedos en mi garganta frotan mi piel con la grava del despertar. No arranquéis mis uñas sumidas en el mantillo de los sueños mi piel se pega a la sombra la noche está en mi boca mi sangre no quiere fluir. Duermo rediós duermo.
Irene, Albert de Routisie, 1928